MÉXICO - Llenos de temor, y aun con el riesgo de reunirse en sitios donde no tiene cabida la sana distancia, los habitantes de Ciudad de México buscaron refugio en medio del temblor.
La alerta sísmica lo había anticipado y les dio tiempo de salir a buscar protección en áreas abiertas desde donde vieron como los edificios reflejaban con su movimiento la magnitud del sismo.
En medio del confinamiento por la pandemia del COVID-19, las calles se llenaron de gente, incluso muchos enfermos fueron evacuados en algunos hospitales, con sus sueros en la mano.
"A pacientes que pudieran caminar y moverse por sí solos", dice el médico Saúl, quien ayudó a desalojar a los enfermos.
El Servicio Sismológico Nacional indicó que el temblor duró por lo menos un minuto y tuvo su epicentro al sur del municipio de Crucecita, Oaxaca, muy cerca de Bahías de Huatulco.
"Es un sismo fuerte de 7.5 de magnitud, el epicentro es Oaxaca", dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En reportes continuos, López Obrador indicó que en las entidades donde se percibió el temblor no hubo grandes afectaciones.
El sismo dejó en la capital mexicana solo daños materiales y afecto a inmuebles que habían sido desalojados desde el sismo del 2017.
En la entidad del epicentro, el mar se contrajo, solo quedaron grietas, derrumbes en carreteras y estructuras afectadas, pero como medida de prevención se detuvieron las actividades.
"Siguen sonando las alarmas, ya que hay unas réplicas muy leves, la gente todavía no estaba trabajando", dijo Alejandro Sáenz, quien vive en el lugar del epicentro.
Poco a poco los mexicanos regresaron a sus actividades y al encierro para evitar que el coronavirus aprovechará el momento para propagarse.