SACRAMENTO – Cada vez más familias en el área de Sacramento son víctimas de la violencia. Cientos de residentes despiertan para encontrar su vecindario bañado en sangre.
Tal es el caso de Anita Razo, madre de DJ Gio, quien regresaba a su hogar después de trabajar en Modesto cuando fue baleado. Su madre lo vio morir.
“La persona que mató a mi hijo, no solo mató a mi hijo, mató el corazón de una madre”, señaló Razo.
Los tiroteos dejan cicatrices emocionales y mentales, la madre asegura que revive todos los días el trágico hallazgo.
“Hasta este día tengo el trauma de pensar qué pude haber hecho para salvar a mi hijo”, continuó.
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El 10 de abril el Departamento de Policía de Sacramento recibió el reporte de un tiroteo en la cuadra 2500 de la avenida Amelia Earhart, al llegar los oficiales hallaron a dos hombres muertos, uno de ellos, Giovanni Isidro Razo Pizano.
El DJ había sido emboscado por dos personas que intentaban robarle el equipo frente a su casa, señaló su familia.
“Vi a mi hijo que estaba muriéndose en la calle y me separaron de él, le pregunté al sargento que estaba allí, le dije, por favor dígame a qué hospital va usted a llevar a mi hijo y me dijo, señora, su hijo no va a ir a un hospital”, palabras que asegura, se le clavaron en el corazón.
Razo y su familia se convirtieron en víctimas de la violencia, pero ella no es la única que ha perdido a un ser querido. Hace 21 años, el hijo de Lisa dtambién fue asesinado.
“Presentí que algo no estaba bien, no supe nada hasta el día siguiente que un detective me llamó y me dijo lo que había pasado”, indica Blen.
Ian, de 23 años, padre de dos pequeños, había sido baleado en una fiesta y la madre indica que se enteró varias horas más tarde.
“Así se ve todos los días en las noticias, más violencia, más armas, ¿cómo uno se puede reir?, ¿cómo puede uno vivir?, claro que siempre queda ese vacío que nadie puede llenar.
Sus vidas nunca vuelven a ser igual, un dolor que aseguran permanecerá con ellos hasta el último suspiro y se preguntan ¿qué están haciendo las autoridades?.
En Sacramento tres áreas se han convertido en zonas de alto riesgo para la comunidad, ellas son: Del Paso Heights, Meadowview y Oak Park.
En lo que va de este año el Departamenteo de Policía de Sacramento reporta más de 300 incidentes que involucran un arma de fuego.
“La raíz del crimen, de drogadictos, de pandillas, de cosas así, vienen de una cosa que se llama trauma, asegura Daniel Silva, quien pasó 40 años en la cárcel y ahora trabaja con la organización ‘Self Awareness and Recovery’.
Silva ha tenido que responder a tiroteos y su enfoque es cumplir una misión.
“Tratando de ayudar a la juventud que despierte antes de que ellos se encuentren en una misma situación como en la que yo estuve por tantos años”, agregó.
El 80% de las víctimas que mueren en tiroteos son latinos o afroamericanos, el 86% son hombre y casi el 48% son menores de 30 años, según las estadísticas del Departamento de Policía de Sacramento.
Por su parte Jerome Anderson de la organización comunitaria SAR salió de prisión y dice que la violencia afecta a todos y a largo plazo.
Agrega que los homicidios y balaceras lo han agotado emocional y mentalmente pero busca detener que la violencia escale previniendo que más familias sufran.
La comunidad enfrenta varios retos para lograr mantener el nivel de crimen bajo.
"Los padres no debemos enterrar a nuestros hijos, es al revés, tengo mucho remordimiento con la operadora del 911, con los policías que nos atendieron, la ambulancia hasta muy tarde después de que había fallecido mi hijo", aseveró Razo.
La frustración continua contra quienes le quitaron la vida a sus seres queridos pero también con quienes han prometido proteger y servir a la comunidad.
"Necesitamos más leyes que sean más fuertes, siempre estamos peleando para que las personas no cometan estos crímenes así pues, que paguen como debe ser", puntualizó Blen.
Estas familias se arman de valor mostrando fortaleza por fuera, pero fragilidad y dolor por dentro.
Algunas han logrado justicia pero otras siguen viviendo el martirio incierto.
Todos con un pasado diferente, ahora con un presente similar, compartiendo el mismo futuro, enfrentado la vida sin sus hijos a su lado por esta violencia armada que no cesa.
