El narcocorrido, un género que es parte de la tradición mexicana en donde por medio de la música, alabanza a los jefes más importantes del narcotráfico en la historia de ese país. Es una polémica, que retumba en calles y en fiestas; un sonido que podría alegrar a criminales, pero a la vez, podría signifcar la muerte.
Matanzas indiscriminadas, cuerpos que desaparecen, secuestros, extorsiones, corrupción política, los narcocorridos recogen la historia, a veces ficticia, de grandes capos de la droga.
“En la misma línea de lo que es el narco al dinero, todos van hacia lo mismo”, dijo Miguel Soto, canante de Sacramento a Telemundo 33.
Y es que de acuerdo con Soto, quien dedica su vida a la música, en Sacramento después de la banda, los narcocorridos es la música que más piden en los lugares bailables.
Aunque esto, podría signficar un estigma.
“A mi no me da pena cantarle a un líder del cartel, porque yo estoy haciendo mi trabajo para sacar a mi familia adelante”, dijo Soto.
Por otro lado, Julián García, quien también es músico, asegura que quienes lo contratan ya saben que no cantará ningún narcocorrido a cambio del dinero que sea. También piensa que esta música siempre genera enfrentamientos.
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“El corrido se pelean y si incita a la violencia por un corrido, de eso empiezan los botellazos los desbarajustes, no porque yo soy de este bando”, dijo García a Telemundo 33.
Para muchos, cantar narcocorridos o escucharlos, podría significar comprar un boleto directo a la tumba.
“Ajustes de cuenta, no más por cantar corridos que eran a un contrario”, agregó Soto.
En algunas partes se ha prohibido la música del narco porque aseguran que genera violencia, pero cantantes como Soto dicen que “el son del narco” se está heredando a nuevas generaciones.
