Inflación en EEUU

De Macy’s a tiendas de ropa usada: la inflación ha obligado a muchos a buscar ofertas desde los $5

Solo en los Estados Unidos, más de 33 millones de consumidores compraron prendas de segunda mano por primera vez en 2020, según un informe.

Telemundo

Explorar una tienda de segunda mano es como abrir un cofre del tesoro: Es posible encontrar toda clase de artículos que pueden resultar verdaderas joyas a precios tan bajos como $1 dólar. Una búsqueda devota incluso puede conducir al hallazgo de productos nuevos y prendas que podrían venderse por cientos de dólares en tiendas nacionales. 

Llevarse a casa un bolso, ropa o un par de zapatos y hasta muebles y electrodomésticos no implica un desfalco a la billetera en estos negocios, en especial si se trata de una familia de ingresos bajos y moderados que busca estirar el salario a todo lo que dé.

Las tiendas de reventa, ya sea que se trate de un pequeño local en la esquina de tu cuadra o grandes tiendas como MyUnique Thrift o Goodwill, no solo ganan popularidad a velocidad rampante ante el embate de la inflación, también se están convirtiendo en la fuente de ahorros para estadounidenses que piensan dos veces antes de llenar el carrito de Amazon o recorrer los pasillos de Macy's, en especial si esto significa sacrificar la despensa o adeudar las facturas del mes. 

Según la Asociación de Profesionales de Reventa (NARTS, por sus siglas en inglés), en la actualidad hay más de 25,000 tiendas de reventa, consignación y sin fines de lucro en toda la nación. First Research estima que la industria de reventa tiene ingresos anuales de aproximadamente $17,500 millones, incluidos los ingresos de las tiendas de antigüedades, que representan el 13% de sus estadísticas. 

ThredUP, una plataforma de reventa en línea, fijó el mercado total de la segunda mano en 2018 en $24,000 millones. Solo Goodwill Industries generó $5,900 millones en ventas minoristas de más de 3,000 tiendas de reventa sin fines de lucro y ventas en línea en 2017.

La reventa es una conversación importante en la industria de la moda y uno de los comportamientos de consumo de más rápido crecimiento.

Solo en los Estados Unidos, más de 33 millones de consumidores compraron prendas de segunda mano por primera vez en 2020, según un informe de Thredup en asociación con GlobalData. Se proyecta que el mercado de reventa se duplique en los próximos 5 años, alcanzando los $77,000 millones. Esto significa que el mercado de reventa podría crecer 11 veces más rápido que el sector minorista tradicional para 2025.

El estudio calcula que el mercado de segunda mano será dos veces más grande que el mercado de la moda rápida para 2030 (con un valor de $84,000 millones frente a $40,000 millones).

Estos negocios son tan valiosos para las familias que incluso se celebra el Día Nacional de las Tiendas de Segunda Mano el 17 de agosto. 

Comprar artículos de segunda mano estaba ganando popularidad antes de que la pandemia sacudiera la industria minorista, pero los problemas de la cadena de suministro y el ajuste de los presupuestos domésticos debido a la inflación vertiginosa se han sumado al impulso incesante de los consumidores para encontrar ofertas de reventa.

POR QUÉ SON TAN POPULARES 

Porque son económicas, respetuosas con el medio ambiente y se han integrado a la esfera digital para competir con gigantes como Amazon y Walmart. 

Su modelo no solo reduce el desperdicio mediante la compra de ropa usada existente que, por lo tanto, minimiza la cantidad de producción en las fábricas de todo el mundo, sino que también ofrece la posibilidad de que los vendedores registren ingresos por ropa y artículos que ya no usan y los clientes ahorren algo de dinero a la vez que reciclan. 

El informe de ThredUP estima que 36.2 millones de personas vendieron ropa por primera vez en 2020 en Estados Unidos, para un total de vendedores fijado en 52.6 millones. Una cifra que podría ascender rápidamente a 118.8 millones de vendedores, según las proyecciones, ya que el 76% de los encuestados que nunca han revendido ropa dicen que están dispuestos a probar.

Los números para las tiendas de segunda mano parecen crecer en parte impulsado por la Generación Z, nacida entre los años 1997 y 2012, según el informe de Thredup.

Desde 2016, ha habido un crecimiento del 16% hasta 2020 en el porcentaje de compradores de la Generación Z que compran ropa de segunda mano.

El informe muestra que más del 40% de los millennials y los compradores de Generación Z han comprado ropa, zapatos o accesorios de segunda mano en los últimos 12 meses.

Según se informe, la Generación Z tiene un 165 % más de probabilidades de considerar el valor de reventa de la ropa que compra antes de comprarla en comparación con los Boomers, que son personas nacidas entre los años 1946 y 1964.

Después de la comparación con los Boomers, la Generación Z tiene un 83% más de probabilidades de estar "muy de acuerdo" en que poseer ropa es solo temporal y un 33 por ciento más de probabilidades de revender su ropa.

Casi dos de cada cinco ahorradores dicen que están reemplazando las compras de moda rápida con ropa de segunda mano, dice el informe. Siguiendo este patrón, el 45 por ciento de los millennials y la Generación Z dicen que se niegan a comprar a marcas y minoristas "no sostenibles".

En marzo, la inflación alcanzó su mayor pico desde 1981, pero las tiendas de segunda mano pueden ser el único lugar donde los precios no están por las nubes.

PRODUCTOS DESDE LOS $5

Al menos en las tiendas minoristas operadas por Goodwill Industries, los precios parecen inmutables y todavía es posible hallar artículos por menos de $5 dólares.

Goodwill, una organización sin fines de lucro, vende artículos que recibe a modo de donación. Esto ayuda a emplear personas que reportan una discapacidad o desventaja o que han tenido dificultades para hallar empleo.

Sin embargo, la tienda afirma que las donaciones han registrado un ligero descenso, y esto podría explicarse a que los estadounidenses pueden estar reteniendo sus artículos a medida que los golpea la inflación. En lugar de desechar y comprar, podrían estar optando por reusar o extender la vida de sus artículos hasta el límite con tal de ahorrar.

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